¿Quiénes fueron los primeros?
Top 10 de condenados
por delitos informáticos
Definir cuando se comete un delito
informático en muchas ocasiones puede ser objeto de debate entre aquellos que
defienden la libertad de información en Internet y quienes están a cargo de
garantizar la integridad y disponibilidad de los datos, pero ya son muchos los países
donde es claro cuál es el límite.
Antes de iniciar con el listado de sujetos
condenados con pena de cárcel, vale la pena mencionar a Gerald Wondra quien fue una
de las primeras personas condenadas por un delito informático. En 1983 fue
condenado a 24 meses de libertad
condicional, por acceso no autorizado a los sistemas de entidades
financieras de Estados Unidos y utilizarlo para hacer llamadas
telefónicas. A continuación presentamos un listado de personajes con las
condenas más representativas por llevar algún tipo de acción que infringe estas
leyes relacionadas con el manejo de información electrónica.
A mediados de 1994 Kevin Poulsen fue condenado
a 51 meses al ser encontrado
culpable de lavado de dinero y obstrucción de la justicia valiéndose
de medios tecnológicos.
En 1995 Chris Pile fue condenado en
el Reino Unido a 18 meses de cárcel
al ser encontrado culpable de crear y distribuir códigos maliciosos.
Dentro de los códigos maliciosos se encuentran los virus Pathogen y Queeg que
se cargaban en memoria para afectar los programas que estuvieran en ejecución.
Quizá una de las condenas
más famosas es la que en 1999 se le impusiera a Kevin Mitnick. Debió permanecer 68 meses meses en la cárcel después de
ser encontrado culpable de interceptar comunicaciones y estar
relacionado con otros delitos de fraude.
David L. Smith fue condenado a 20 meses de prisión en 2002, después de que se
declarara culpable de crear y propagar códigos maliciosos.
Específicamente fue el creador de Melissa uno de los virus que
más daño a causado en Internet al afectar miles de cuentas de correo
electrónico.
Con 26 meses de cárcel fue condenado Adam Botbyl en 2004 después de
que fuera encontrado culpable de robar números de tarjetas de crédito de
una conocida cadena de almacenes después de que logró acceder a los sistemas de
la empresa conectándose a través de una red WiFi. Al lograr el acceso lo utilizó para modificar
porciones de código de los programas utilizados por los empleados.
En 2004 Max
Ray Vision fue condenado a 108 meses, una de las condenas más largas
que se ha visto hasta el momento por un delito informático. En este caso el
delito también estaba relacionado con el robo de información financiera:
alrededor de dos millones de tarjetas de crédito.
En 2006 Jeanson James Ancheta fue
condenado a 57 meses por llevar a
cabo ataques de denegación de servicios (DoS)
utilizando cientos de computadoras zombies.
James Jeffery fue condenado a 32 meses en 2012 por llevar a cabo un acceso
indebido al sitio web de una entidad que facilitaba servicios de
aborto en Reino Unido, para robar información de usuarios y
hacer un defacement de la página.
También el año pasado (2012) Albert González fue
condenado a 240 meses la pena más larga
impuesta hasta el momento a un cibercriminal. Albert fue el responsable de uno
de los fraudes más grandes de la historia, utilizando técnicas de SQL injection logró
robar alrededor de 170 millones de números de tarjetas de crédito y claves de
cajeros automáticos.
Durante este año (2013)
una condena de 24 meses fue aplicada
a Lewys Martin luego
de que fuera encontrado culpable de accesos no autorizados a
diversos sistemas.
Dentro de los sistemas vulnerados se encuentran prestigiosas
universidades inglesas, sitios de policía y gubernamentales del Reino Unido y
otros sitios de departamentos oficiales del gobierno de Estados Unidos.
“A pesar que este listado puede parecer
pequeño, por la cantidad de ataques que se ven en la actualidad es evidente que
son muchas las personas que están relacionadas con actividades maliciosas.
Si bien ya son muchos los gobiernos que han definido marcos legales para
penalizar los autores, incluso en Latinoamérica, es importante que la empresas tomen las medidas preventivas adecuadas
para no ser víctimas de ataques que puedan afectar la seguridad de
la información corporativa”, finaliza Camilo Gutiérrez Amaya,
Especialista de Awareness & Research de ESET
Latinoamérica.
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