La llegada de agosto nos indica que el Museo
de los Niños de Caracas cumple treinta
y tres años al servicio de los niños del país.
Una –ya larga– trayectoria que ha pasado por situaciones muy diversas desde sus inicios: al comienzo, presentar a los visitantes un museo distinto de todos los demás donde está “Prohibido no tocar” para “Aprender jugando”, mostrar a los docentes –hasta que lo aceptaron completamente– que el Museo es una herramienta de apoyo al trabajo que realizan en sus aulas, y a los padres y representantes que es un apoyo en su tarea de formar personas útiles a la sociedad.
El Museo no ha estado –ni puede estarlo– alejado de lo que ocurre en el país: en épocas de prosperidad ha tenido el apoyo de empresas y particulares, que le ha permitido hacer nuevas exhibiciones y hasta construir el edificio de “La Conquista del Espacio” para presentar los avances en astronomía y astronáutica que conducen a la Carrera Espacial.
También los tiempos de carestía han afectado el funcionamiento del Museo pues son muchos los elementos –requeridos para que todo esté en excelentes condiciones y todas las exhibiciones funcionen– que no están a nuestro alcance o no existen en el país.
El Museo, sin embargo, sigue siendo una alternativa de aprendizaje y disfrute para las familias que, especialmente los fines de semana, vienen con sus niños a disfrutar de un día diferente.
En estos momentos, como a todo lo largo de su historia, quienes diariamente ayudan a Museito a cumplir su misión de ayudar a los niños a “aprender jugando los principios de la ciencia, la tecnología, el arte y los valores fundamentales de la sociedad” continúan trabajando con optimismo y dedicación pues están convencidos de que el resultado de sus esfuerzos se traduce en beneficios para la sociedad venezolana.
Al agradecer a todos los que han apoyado al Museo en estos treinta y tres años, les prometemos que –aun cuando las circunstancias sean difíciles– no desmayaremos en el cumplimiento de la tarea que hemos asumido.
Una –ya larga– trayectoria que ha pasado por situaciones muy diversas desde sus inicios: al comienzo, presentar a los visitantes un museo distinto de todos los demás donde está “Prohibido no tocar” para “Aprender jugando”, mostrar a los docentes –hasta que lo aceptaron completamente– que el Museo es una herramienta de apoyo al trabajo que realizan en sus aulas, y a los padres y representantes que es un apoyo en su tarea de formar personas útiles a la sociedad.
El Museo no ha estado –ni puede estarlo– alejado de lo que ocurre en el país: en épocas de prosperidad ha tenido el apoyo de empresas y particulares, que le ha permitido hacer nuevas exhibiciones y hasta construir el edificio de “La Conquista del Espacio” para presentar los avances en astronomía y astronáutica que conducen a la Carrera Espacial.
También los tiempos de carestía han afectado el funcionamiento del Museo pues son muchos los elementos –requeridos para que todo esté en excelentes condiciones y todas las exhibiciones funcionen– que no están a nuestro alcance o no existen en el país.
El Museo, sin embargo, sigue siendo una alternativa de aprendizaje y disfrute para las familias que, especialmente los fines de semana, vienen con sus niños a disfrutar de un día diferente.
En estos momentos, como a todo lo largo de su historia, quienes diariamente ayudan a Museito a cumplir su misión de ayudar a los niños a “aprender jugando los principios de la ciencia, la tecnología, el arte y los valores fundamentales de la sociedad” continúan trabajando con optimismo y dedicación pues están convencidos de que el resultado de sus esfuerzos se traduce en beneficios para la sociedad venezolana.
Al agradecer a todos los que han apoyado al Museo en estos treinta y tres años, les prometemos que –aun cuando las circunstancias sean difíciles– no desmayaremos en el cumplimiento de la tarea que hemos asumido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario