martes, 24 de enero de 2017

OPINIÓN: Y QUÉ-/LA VOZ

OPINIÓN                                                                   
                                                  
Y qué
El gran engaño del Seguro Social
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com
¿Es justo que un compatriota que  haya cumplido con sus cotizaciones durante muchos años, hoy viva de mengua y sufra hambre por que el Seguro Social no tiene presupuesto para cubrirle el costo de asistencia social en un asilo?

El Seguro Social incumple con su deber de dar la debida protección al anciano cuando este llega a una edad que no pueda valerse por sí mismo en su constitución física o psicología. Prácticamente los abandona a un destino incierto en el cual muchas veces debe morir solo, casos que se conocen, pero que muchos no son denunciados. Hablamos de aquellos adultos mayores que deben quedarse en sus hogares sin tener quien los cuide o proteja, ya que los miembros de su familia deben y tienen que salir a buscar el sustento diario.
Hemos tenido fuertes y dolorosas denuncias de que, en la actualidad, la parte Social del Instituto Venezolano del Seguro Social no está concediendo a sus afiliados los respectivos cuidados en centros asistenciales especializados, se les niega su derecho de un asilo de digno, como siempre se había hecho, pero desde la llegada del actual régimen de Nicolás Maduro no es así, pese a ser un derecho que garantiza nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela. Es más, siendo afiliado y habiendo pagado las cotizaciones  correspondientes al Seguro Social Obligatorio, este servicio debe ser concedido de inmediato y cuando así lo solicite el afiliado o algún familiar, ya que se trata de un derecho y jamás, léase bien, es un dádiva del Estado y mucho menos una concepción graciosa de ningún Jefe de Estado. No puede ser que se niegue ese derecho con excusas bochornosas, groseras y ridículas como que no hay presupuesto.
Citaremos uno de los muchos casos que existen en el país y lo haremos solo como ejemplo de la burla del actual régimen en contra del desasistido asegurado del Seguro Social. Se trata de un señor de 75 años de edad y que sufre de pie diabético y que solo tiene un hijo, que debe trabajar para sobrevivir, y con el miserable aporte que le brinda la pensión al asegurado no le alcanza ni para comprarle sus medicamentos, mucho menos para sufragar a alguien que le cuide a su padre, por lo cual tiene que dejarlo solo  todos los días. Nos preguntamos: ¿es justo que un compatriota que  haya cumplido con sus cotizaciones durante muchos años, hoy viva de mengua y sufra hambre por que el Seguro Social no tiene presupuesto para cubrirle el costo de asistencia social en un asilo?
Qué miserables y demagógicos son nuestros actuales gobernantes, que se encadenan todos los días por radio y televisión para decir embustes y falsedades y piensan que sus mentiras son creídas. Quienes se las crean deben ser bien pendejos por dejarse comprar por una bolsa de comida. Por cierto, en nuestro caminar en busca de mayor información de los ancianatos y clínicas especializadas para determinadas enfermedades, nos hemos dado cuenta que esos ancianos y los otros pacientes pasan hambre (aunque usted no lo crea), ya que “el buen gobierno de Maduro” nunca ha pensado que los ancianos y los enfermos merecen tener prioridad para adquirir los productos alimenticios de la cesta básica y que si de verdad  tuviéramos un gobierno humano y honesto y además socialista serían los asilos y las clínicas los primeros en recibir los alimentos y medicamentos, para atender a los ancianos y enfermos terminales.
No sigan engañando al pueblo, ocúpense de trabajar y no de continuar haciendo política sucia para seguir gobernando. Gracias a Dios que su justicia se hará sentir muy pronto, y esos culpables del hambre, la injusticia  y la miseria de los ancianos, enfermos y de todo el pueblo venezolano, pagarán no solo en lo terrenal, sino que también recibirán el castigo divino que bien se merecen.
Nunca en la historia de Venezuela se ha visto tanta injusticia como en la actualidad. Señor, protégenos de estos malos y ruines gobernantes.

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