Un ícono en la historia médica de
Venezuela
FUNDACIÓN~CAVEME BRINDA
DIGNO HOMENAJE A
JACINTO CONVIT
La lepra no halló cura
alguna sino hasta finales del siglo XX, por un distinguido venezolano, quien
estudió y se especializó en medicina interna para enfermedades de la piel, en
la Universidad Central de Venezuela
(UCV) y cuyo trabajo ha marcado un hito importante dentro de los estudios epidemiológicos
a escala mundial: el Doctor Jacinto
Convit García.
Un
hombre de principios y que siempre buscó prestar sus servicios de manera
gratuita. Afirmaba: “El médico debe ser un servidor público. Para mí, esto no es un negocio,
pues se trata de proteger la vida humana”. Son palabras memorables de
un hombre que a la edad de 100 años dejó su Venezuela natal para encontrar un
merecido descanso eterno, el único que se tomó en su extensa carrera, un 12 de
mayo de 2014.
Por
tal motivo, la Fundación~CAVEME no
podía dejar inadvertido este sensible deceso y dedicó, a través del Presidente
Ejecutivo de la Cámara, el Dr. Francisco
Allende, unas merecidas palabras a un hombre que fue ejemplo de convicción
y sacrificio: “Es para mí un honor poder expresar, en nombre de la Fundación~Caveme, unas
palabras en reconocimiento a la grandeza de este venezolano, a sus 80 años de
dedicación en pro de la medicina nacional y mundial”.
“Un hombre de un conocimiento amplio, docente
desde 1940, y quien, paso a paso, consolidó el desarrollo que dio lugar a un
valioso tesoro para el país: el Instituto de Biomedicina. Creo que una forma de
recordarlo es citando unas palabras que él mismo ofreció durante un acto en el
cual recibió el Doctorado de Honoris Causa, en la Universidad Nororiental Gran
Mariscal de Ayacucho: ‘No me siento como un modelo, porque mi mérito fue tener
una dedicación profunda en el aporte a la calidad de vida de los pacientes’. Su
vida entera es un símbolo poderoso de lo que puede significar la palabra
dedicación”, destacó Allende.
Convit será recordado
en todas las generaciones por venir, gracias a la investigación que llevó
adelante durante varios años para obtener la vacuna contra la lepra y que
alcanzó inoculando el bacilo de la enfermedad en armadillos de la familia
Dasypodidae, de los cuales obtuvo el Mycobacterium leprae, que mezclado con la
BCG (vacuna de la tuberculosis), produjo
la inmunización. Este notable aporte a la ciencia médica le valió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación
Científica y Técnica de 1987, además de ser postulado en 1988 para el Premio
Nobel de Medicina.
Por
ese dichoso descubrimiento Convit ve
la oportunidad de crear el Instituto de Biomedicina en la ciudad de Caracas,
recibiendo a distintos becarios enviados por la Organización Mundial de la
Salud, provenientes de América, África y Asia.
Entre
los cargos que ocupó, se destacan: Presidente de la Asociación Internacional de la Lepra (ILA), Presidente de la International Journal of Leprosy
Corporation y Director del Centro
Cooperativo para el estudio Histológico y Clasificación de la Lepra.
Convit llegó a
publicar más de 400 trabajos de investigación, abarcando aflicciones como la oncocercosis, tuberculosis y una variedad de
enfermedades tropicales y dermatológicas. En los últimos años, desarrolló investigaciones
sobre inmunoterapia en la patología del
cáncer.
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