Angel Hurtado, artista homenajeado




EN FIA 2013
Un maestro del paisaje, docente y cineasta pero sobre todo testimonio
viviente del arte venezolano del siglo XX y parte del actual, es la figura
homenajeada en la XXII edición de la Feria Iberoamericana de Arte, con una
exposición de obras selectas que muestran su etapa de abstracción lírica realizada
en los años sesenta, época en la que ganó el Premio Nacional de Pintura.
Pintor infatigable, cineasta de nobles registros y profesor
universitario, Hurtado se sitúa en la tradición de los grandes paisajistas,
desde Tovar y Tovar, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Armando Reverón, Pedro Ángel González, Manuel
Cabré, Carlos Hernández Guerra, Vázquez Brito, Pedro Báez hasta Manuel
Espinoza, o nuestros extranjeros: Lessmann, Bellermann, Mutzner, Ferdinandov, y
eso no es poca cosa. Su extensa obra forma parte del catálogo del arte venezolano, con un discurso
sólido y macerado como esas formas milenarias que en cada obra le descifran sus
profundos secretos.
El investigador y artista Alberto Asprino ha realizado para la fia 2013
una selección asombrosa por su viaje en el tiempo que sólo confirma y valida un
discurso sostenido de este artista galardonado con el Premio Nacional de
Pintura, 1961; Premio Antonio Edmundo Monsanto del Salón Arturo Michelena;
Premio Armando Reverón en el XXI Salón Oficial de Arte Venezolano, MBA, 1960.
Premio especial del jurado de la Bienal Cinematográfica de Venecia, 1964, y dos
premios Golden Eagle, en EEUU, por el documental El mundo de un pintor
primitivo y por su tercer cortometraje sobre Jesús Soto, artista este a quien acompañará hasta su muestra en el
MOMA EN 2007.
Señala Alberto Asprino, curador
de esta muestra: “Largo ha sido el camino, recorrido en solitario, donde el
cineasta y el pintor se fusionaron para fortalecer su necesidad creativa,
manteniendo ese espíritu expresivo que sigue documentando desde la pintura con
absoluta libertad y pasión, regodeándose en un paisaje emocional que redescubre
aquellos parajes larenses de su niñez; aquellos otros convertidos en
representaciones abstractas de trazos enérgicos, de paleta matérica, donde se
albergó el espectro de la luz y la sombra. Paisaje referido hoy a una geografía
reveladora que nos remite a otra visión de la naturaleza que desde el taller,
se redimensiona para seguir retratándose, documentando una espiritualidad que
se torna piel, contemplación, en viaje introspectivo”.
De 1944 a 1948 estudió en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas y
luego pasó a formar parte del grupo de vanguardia reunido en torno al Taller
Libre de Arte cuyas actividades eran una respuesta al tipo de enseñanza que se
impartía en la Escuela de Artes Plásticas. Hacia 1952 marchó a París para
iniciar estudios de cinematografía, que lo convirtieron en uno de nuestros
principales cortometristas de arte. De regreso a Venezuela, en 1961,
entró a dictar cursos de pintura en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal
Rojas mientras se desempeñaba simultáneamente como profesor de periodismo
cinematográfico en la Universidad Central de Venezuela. En 1970 fue encargado
por la OEA de la jefatura del Departamento de Cine.
“El Arte, con mayúscula”, dice ángel Hurtado, “es el más grande invento
del hombre, además, es el gran lenguaje universal que todos pueden comprender,
especialmente la pintura. Es a través de ella que conocemos al hombre desde la
época de las cavernas hasta nuestros días. Por eso creo que la pintura, sin
hacer concesiones, debe ser diáfana y entendible para que sirva de comunicación
entre los seres y no jeroglíficos conceptuales pretenciosos en los cuales los
artistas se comunican entre ellos mismos”.
En Hurtado la pasión por la
pintura es cardinal desde sus inicios, donde sus cuadros más abstractos, casi
geométricos, nos recuerdan de lejos los cuadrados elementales de Albers donde
lo fundamental no es nunca la teoría del color sino las interacciones posibles
entre ellos.
“Lo que trato de hacer con el paisaje de ahora”, agrega el artista, “es
lograr que el espectador ‘entre’ en él, como si estuviese frente a la
naturaleza, pero una naturaleza con características propias que yo pueda
ordenar y conferirle un estado primigenio que no sea la realidad aparente. Es
una realidad interior más que exterior. Una sublimación del paisaje que no
existe sino sobre la tela”.
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