jueves, 25 de octubre de 2012

RAMÓN MUCHACHO
Ganar es sabroso. Perder es duro.
¡Pero las derrotas son necesarias!
Se sucedieron las recientes elecciones presidenciales en las que un sin fin de razones, ¡Ratificaron! al actual presidente, la "Visa de residente" en Miraflores. Y como era de esperarse, salen nuevamente a la calle, los aspirantes a gobernadores y alcaldes para las elecciones que habrán de llevarse a cabo la segunda semana de diciembre. Y estando en el sector capitalino, rodeado por cuatro municipoios, uno de los más "aspirados" es, por supuesto, el Municipio Chacao, donde el actual alcalde Emilio Grateron, ya está "en campaña" para su reelección, sin tener aíun, !Un TrikiTraki! para llamar la atención por su ¡Gestión(¿?)! en ese cargo, y por supuesto salen a la palestra, quienes dicen tener, y las muestran, suficientes cartas y categoría para aspirar a ese cargo. Uno de ellos, es el joven(¿?) Ramón Muchacho, quien, el día de ayer llamó la atención por declaraciones que dejaron a más de uno con la boca abierta, sobre todo cuando comienza declarando sinceramente:  "Ganar es sabroso. Perder es duro. Pero las derrotas son necesarias, incluso inevitables. Y no necesariamente son malas, también traen cosas buenas.  Para luego conti8nuar expresando: "La primera vez que me postulé a un cargo de elección popular trabajé día y noche y perdí. Fue duro. Pero me ayudó a adquirir cierto tipo de madurez, una especie de reciedumbre que sólo se adquiere en la soledad de la derrota. Me colocó en el dilema de seguir o desistir. Me obligó a hacer introspección, a bucear al fondo de mi mismo. La derrota puso a prueba mi tenacidad y me dio la oportunidad de asumirla con soberbia o con humildad. Me obligó a pararme y a levantar a mi gente, a darles las gracias y seguir. También me obligó a hacer política desde la calle, sin la comodidad de un cargo, de una alcaldía o gobernación. Sin una nómina ni recursos que administrar. Sin camionetas, escoltas, ni las prebendas del poder. Me obligó a construir y luego a reconstruir con mis propias manos y con las de otros que sumaron las suyas a las mias. En eso tenemos años. Esa derrota es mia y no la cambiaría por una victoria porque me enseñó mucho. Me quitó para siempre el miedo a perder. Me fortaleció. Me hizo sacar lo mejor de mi, no lo peor. Y fue el primer paso para ganar. En cierta forma me preparó para ganar. Y también para perder otras veces, pero sin dejar que alguna derrota se convierta en fracaso, nunca. Un amigo que me ayuda en estas cosas me pidió que le relatara una experiencia de vida, y escribí esto para él. Me hizo bien escribirlo. Y decidí compartirlo con ustedes, mis queridos amigos invisibles.
Y por favor disculpen el título negativo de esta ceiba, que como verán tiene poco que ver con perder y mucho que ver con ganar aprendiendo de las derrotas y de los errores, y con salir fortalecidos, curtidos, para seguir luchando. Porque la vida es eso, una lucha desde el primer dia hasta el último. No es hora de encogernos sino de crecernos ante nosotros y ante el país.
Vayan sacando ustedes sus propias conclusiones


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