Publicado en el 0´Estado de Brasil
¿Y La Crisis Económica De Venezuela?
El Fin Del ALBA Y Del Socialismo Del Siglo XXI
Terminó el tiempo del dinero fácil para
financiar el “socialismo del siglo 21″
en América Latina. En la práctica, la profunda crisis en Venezuela ha alejado
de su órbita a los países que a pesar de que comparten la misma demagogia e
incluso desprecio por la democracia –afines con el caudillo Hugo Chávez- entienden que la
proximidad con el chavismo ya no es rentable. Hay cuentas que pagar y ya varios
de los gobiernos “bolivarianos” se
dieron cuenta de que para hacer esto, tienen que atraer la inversión extranjera
y aceptar la cartilla del Fondo
Monetario Internacional (FMI ) en lugar de esperar a que el gobierno de
Venezuela venga a su rescate.
“El bolivarianismo se crea y se mantiene en
torno a tres elementos: el carisma, la chequera y las ideas de Chávez. Hoy
Venezuela ni siquiera tiene dinero para comprar papel higiénico", dijo al 0´Estado el analista venezolano Moisés Naím miembro del Carnegie Endowment for
International Peace.
El agotamiento del modelo bolivariano de
integración regional, tal como lo describe Naim, es evidente. Un ejemplo
representativo de este colapso fue reportado por el diario venezolano El Nacional, en virtud del cual
Venezuela ha reducido en un 68 % la ayuda que les dio a los países de Petrocaribe. Se trata de una zona
económica especial creada por iniciativa de Chávez, en la que el petróleo venezolano se vende a precios
asequibles a los países del Caribe y en condiciones “de padre a hijo”. Jamaica, por ejemplo, pagó su cuota con clases
de inglés para los venezolanos.
El presidente de la petrolera estatal PDVSA, Rafael Ramírez, fue
sorprendentemente claro comentando que los beneficiarios del acuerdo de
Petrocaribe tendrán que conformarse con menos en el futuro, ya que se necesita
atender las necesidades de Venezuela con urgencia. “Hemos dicho a algunos países que
estamos en necesidad de energía diesel para las plantas eléctricas. La
prioridad es aquí, y ya no podemos exportar”, dijo Ramírez .
El caso más significativo -y de partida
pragmático- de los clientes de Chávez,
sin embargo, es la Alianza Bolivariana
para las Américas (ALBA). Mientras Venezuela se hunde -en medio de una
tasa de inflación superior al 50%, el crecimiento económico del 1%, casi el 10
% de desempleo, escasez generalizada y apagones diarios- Bolivia,
Ecuador y Nicaragua adoptan políticas de ajuste en la economía para obtener
fuentes de financiamiento independientes de Caracas.
En Bolivia,
a pesar de mantener el discurso nacionalista y estatista, el presidente Evo Morales parece estar dispuesto a adoptar
reformas que faciliten la inversión extranjera en la explotación de su riqueza
mineral. Nada de esto significa que Evo ha entrado en juicio, pero
señala la preocupación de Bolivia sobre las dificultades de su patrón Chávez–
cuya infinita bondad, en la edad de oro del populismo petrolero permitió
a Evo y otros compañeros latinoamericanos pagar la asistencia social disfrazada
como “el final de la pobreza”-
que les dio muchos votos en los últimos años.
Por las mismas razones, la
Nicaragua del sandinista Daniel Ortega siguió las recomendaciones del FMI e
hizo reformas para reducir el déficit exterior y aumentar las reservas
internacionales. En Ecuador, el gobierno quiere un acuerdo de
libre comercio con la Unión Europea, una actitud que contrasta con
Venezuela cuyo presidente, Nicolás
Maduro dijo que “el libre comercio es como el intercambio de
las pepitas de oro por espejos, sistema con el que nos colonizaron durante 500
años”. Es en este tipo de reduccionismo primitivo del que los miembros
del ALBA parecen querer distanciarse
de Venezuela.
El daño causado por la crisis venezolana no
se limita a los países del ALBA y de
Petrocaribe. Argentina, por ejemplo,
fue rescatada varias veces por el dinero venezolano para pagar sus deudas. Hoy
en día, este tipo de ayuda ya no es posible, y esto explica en parte la difícil
situación de la presidenta Cristina Kirchner.
Al proponer la fundación de Alba Chávez dijo que la integración de América Latina diseñada por él
era vital: “O nos unimos o nos hundiremos”. Al parecer, los países
bolivarianos se están alejando de Venezuela precisamente para evitar este
abrazo de los que se están ahogando.
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