Degeneración macular cambia la calidad de vida de las personas
La pérdida de la visión no es parte
normal
del envejecimiento
El envejecimiento es un proceso natural que afecta todos los órganos de
nuestro cuerpo, sin embargo, la pérdida progresiva de la visión no debe
ser una condición esperada en las personas ancianas. Aunque al entrar en la
tercera edad se incrementa significativamente el riesgo de presentar degeneración macular, una enfermedad que provoca el deterioro de la visión, el paciente y su cuidador deben estar atentos
para asistir al especialista indicado y conocer las alternativas terapéuticas
que pueden detener este deterioro visual.
La oftalmóloga y retinóloga Eylym
Sánchez, explicó que la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es
una enfermedad que afecta a la mácula,
un área de unos cinco milímetros de diámetro que forma parte de la retina. A medida que la enfermedad progresa, se hace
más difícil definir los detalles, identificar rostros y diferenciar los diferentes tonos de los colores, además
de hacer casi imposible la lectura, a una edad en que las personas
prioritariamente necesitan utilizar su visión cercana.
El grupo con mayor incidencia de
degeneración macular asociada a la edad lo comprenden las personas mayores de
65 años, de raza blanca y los de iris claros. Así lo dio a conocer la
retinólogo, quien además especificó que la patología se puede manifestar de dos
formas: seca y húmeda. La primera es la más común, representa alrededor de 90%
de los casos, se van degenerando muy lentamente los receptores, la pérdida de
visión es muy lenta pero en forma progresiva y para evitar esta forma de la
enfermedad se le recomienda a los pacientes, llevar una vida sana, alimentación
adecuada, protección solar y la ingesta
de antioxidantes.
En la fase húmeda el cuadro que se
presenta es diferente, ya que en la zona de la mácula se van a formar membranas
que ocupan el tejido sano, produciendo edema y sangrado, esto desencadena la
pérdida progresiva de la visión. De una semana a otra, el paciente notará que ve menos, o de manera distorsionada y si
lo deja avanzar verá una mancha oscura que ocupa su campo visual central.
El retinólogo puede detener el progreso de la enfermedad y ayudar al paciente
a recuperar algunas líneas de visión, mediante la aplicación de inyecciones
intraoculares de ranimizumab,
un fármaco antiangiogénico que
detiene la formación de vasos capilares enfermos, contribuyendo a que la mácula
recupere en parte su forma original.
Factores de riesgos
La
galena expresó, que la patología puede afectar un solo ojo o ambos. Los principales factores
de riesgo son la edad, los antecedentes familiares y el hábito tabáquico, éste
último incrementa hasta tres veces las probabilidades de desarrollar la
enfermedad.
Es importante hacer un diagnóstico temprano para que el tratamiento ofrezca buenos
resultados, por lo que la
doctora Sánchez recomendó un control anual con el oftalmólogo, si la
persona se encuentra por encima de los 40 años de edad y si presenta DMAE, hay
que recordar que el control debe ser de por vida ya que es una condición
crónica. Es importante agregar, que si se tiene un chequeo anualmente y si se
practican estudios de control, de esta manera se puede detectar cualquier
alteración en el ojo en una fase
temprana.
Una condición que cambia la vida
En general, la degeneración macular asociada a la edad tiene un gran
impacto negativo en la calidad de vida de las personas. Cuando se trata de la
forma húmeda de la enfermedad, el nivel de afectación es mayor, ya que el
deterioro es tan acelerado que en pocos meses los pacientes presentan
dificultades para hacer actividades cotidianas como leer o ver televisión.
Identificar los rostros de los seres queridos, reconocer figuras y sentirse
seguro al andar es casi imposible cuando la enfermedad está en una fase
avanzada, ya que uno de los síntomas es la aparición de una mancha oscura que
impide ver con claridad. Llegados a esta etapa, el paciente se hace más
dependiente y necesita mayor apoyo familiar.
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