Alcances
de la Iniciativa de
Seguridad Energética del Caribe
del
presidente Obama
Antes de participar en la VII Cumbre de las
Américas, en Panamá del 10 al 11 de abril, Barack Obama hace escala en Jamaica. Allí se reune con políticos de
la Comunidad de Caribe (Caricom) y Portia Simpson-Miller, el primer
ministro jamaicano. En Panamá, Obama se reunirá bilateralmente con Juan Carlos Varela, el presidente
panameño, y con representantes del Sistema
de Integración Centroamericano (SICA).
El tema central de los encuentros serán
las propuestas de asociación que EE.UU. le hace a la región, particularmente la
Iniciativa de Seguridad Energética
del Caribe. La iniciativa fue lanzada por Joseph Biden, el vicepresidente estadounidense, en la Cumbre de Seguridad Energética del
Caribe, en enero en Washington.
El alto nivel de la iniciativa y las
reuniones dejan claro qué importancia le da Washington al tema. Pronto se
relacionó ese interés con un reciente informe del Barclays Bank en el que se afirma que Venezuela recortó los envíos
de petróleo a los países integrantes de PetroCaribe en 50%.
Delcy
Rodríguez, la ministra
venezolana de RR.EE.,
le salió al paso al informe y dijo a principios de abril durante una visita a
St. Kitts y Neves que “no es verdad” y que se trata de un “intento de desacreditar a
PetroCaribe”.
No obstante, lo que la ministra no puede
desmentir es que los sumamente bajos precios actuales del petróleo son un gran
dolor de cabeza para Venezuela. Y que no se sabe hasta cuándo el país puede
seguir siendo tan “generoso” con sus vecinos y otros petroaliados. Cuba, por lo pronto, altamente
dependiente del petróleo venezolano, ya se está curando en salud: la
aproximación con Estados Unidos no solo fue un terremoto político, sino que le
abre también a la isla nuevos horizontes económicos.
También la aproximación Estados
Unidos-Irán pone una nueva ficha en el tablero geopolítico. Si el
acuerdo atómico se concreta, Teherán podría intentar vender entre medio millón
y un millón de barriles de crudo más por día, en un mercado ya saturado. Por
ello, expertos del sector vaticinan que el precio del petróleo podría caer
incluso hasta unos US$30 por barril.
Ello daría jaque mate a la economía
venezolana y terminaría con PetroCaribe.
Una apuesta a dos
puntas. Así las cosas, previendo una posible implosión de la economía
venezolana, los países del Caribe pueden ver con buenos ojos la expansión de
fuentes alternativas de energía. Más teniendo en cuenta que importan el
99% de su energía, la mayor parte en forma de petróleo. Lo que no solo es un
problema económico, sino también ambiental.
Esa situación es en última instancia insostenible. A ello se agrega que
los países del Caribe disponen de abundantes recursos energéticos renovables,
tales como geotérmica, solar, eólica, biomasa y oceánica. Y los costos de esa
energía han caído drásticamente en la última década, siendo hoy, en muchos
casos, las opciones más rentables.
En ese contexto, la Iniciativa
de Seguridad Energética del Caribe de Joe Biden es una apuesta a dos puntas. Por un lado socava
a corto plazo la influencia de Venezuela en la región y por otro abre a mediano
y largo plazo un no desdeñable mercado a las empresas norteamericanas.
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