La verdadera CRÍSIS estallará
en Abril
Por Miguel Ángel Santos
(Boston).-
¿Qué tan grave es la crisis que se avecina? Acaso
baste con decir que el país de las colas para la comida, el país de las
golpizas por champú, jabón y toallas sanitarias, es el país del petróleo a 80
dólares por barril porque Venezuela, es de todos conocido, vende el petróleo
a 90 días. De manera que hoy está cobrando de acuerdo con los precios de
octubre. A partir de abril empezaremos a tener una caja acorde con 40 dólares
por barril. Ese, el de abril, será otro país.
El petróleo venezolano continúa cayendo y el gobierno sigue sin darse
por enterado. Siguen anunciando que anunciarán algo pronto. Antes de la
accidentada gira de Maduro, proclamando nuestra soberanía mientras mendigaba
préstamos en un avión de Cubana de Aviación, la estrategia era en alguna
medida entendible. Levantar lo posible y ajustar en la medida de la colecta.
Pero he aquí que la delegación ha vuelto con las manos vacías. Empieza ahora
una nueva ronda de consultas, están llamando gente de aquí y de allá; acaso
más de allá, porque los de aquí hace rato que lanzaron la toalla.
¿Qué tan grave es la crisis que se avecina? Acaso basta con decir que el país ese de las
colas para la comida, el país de las golpizas por champú, jabón y toallas
sanitarias, ese que uno se encuentra todos los días en todos los rincones de
Venezuela, es el país del petróleo a ochenta dólares por barril. Venezuela,
es de todos conocido, vende el petróleo a noventa días. De manera que hoy
está cobrando de acuerdo con los precios de octubre. A partir de abril
empezaremos a tener una caja acorde con cuarenta dólares por barril. Ese, el de
abril, será otro país. Esa atribulada cotidianidad de la que hemos sido
testigos en estos últimos meses será considerada por Conatelhorario infantil
en comparación con lo que se viene. Con decir eso basta. Aún así, veamos
algunos números.
De acuerdo con los volúmenes que Venezuela efectivamente produce, exporta y cobra, a
cuarenta y cinco dólares por barril (mientras escribo el petróleo venezolano
ha caído por debajo de cuarenta) recibiríamos unos 28.500 millones de
dólares. Nuestras importaciones de los últimos cuatro trimestres, de esos
últimos doce meses en los que se disparó la escasez y el desabastecimiento,
han totalizado 45.460 millones de dólares. Aún asumiendo que durante el
último trimestre de 2014 (todavía no reportado) la caída sea de 19% (lo
ocurrido en los primeros tres), las importaciones totales serían de unos
42.000 millones de dólares. De igual forma, nuestra balanza de servicios, esa
que registra los intereses del pago de la deuda externa y los pagos a
contratistas petroleros privados (algunos de los cuales son venezolanos pero
cobran en dólares, vaya usted a saber) y fletes, cerró en negativo unos
16.000 millones de dólares. Agréguele a eso 5.700 millones de dólares en
amortización de principal de deuda.
Es decir, que el país en el que hemos vivido durante los últimos doce
meses, ese vía crucis sin calvario ni fin, viene consumiendo a ritmo de
67.000 millones de dólares anuales. Ese es el mismo país que ahora va a
recibir, bajo el supuesto de que nuestro petróleo promedie cuarenta y cinco
dólares por barril, unos 28.500 millones de dólares. Esa es la magnitud de la
catástrofe que se avecina.
¿Qué opciones tiene el gobierno? Por el lado de la oferta, ninguna. Ya es
demasiado tarde para que se reinvente la revolución, han pasado muchos años
de expropiaciones, insultos, desplantes y amenazas como para que ahora sean
capaces de atraer a ese sector privado que fueron desmantelando de a poco y
que podría eventualmente empezar a producir y sustituir algunas de nuestras
importaciones. En cualquier caso, no parecen tener ninguna intención. Maduro
ha vuelto de la gira mundial presentándose como una víctima de los Estados
Unidos, denunciando un complot internacional, y exigiendo sacrificios en
nombre de la revolución.
No tiene nada que ofrecer. Arreaza
se pasea en estos días por Venezuela decomisando inventarios, amenazando
propietarios, y ofreciéndole a los trabajadores que “la revolución garantiza
los sueldos y puestos de trabajo”. En las reuniones privadas con el sector
privado prolifera la amenaza y la cháchara ideológica, la grosería, la basura
una y otra vez reciclada del ideario marxista. El rumbo no va a cambiar. Ni
tienen cómo, ni saben, ni quieren, ni pueden.
¿Financiamiento? Difícil. Durante la primera parada,
China les ha mostrado una radiografía de los activos públicos que el gobierno
le pretendía ofrecer: Caídas en la producción, cuellos de botella en la
cadena de suministros, imposibilidad de exportar dadas las distorsiones del
entorno cambiario, sindicatos chavistas alebrestados por la revolución que
promueven la ausencia laboral; en fin, una verdadera marea de números
rojos. Los chinos, que no tienen un pelo de tontos, se han resistido a la
idea del enclave y le han exigido al gobierno que esas mismas condiciones que
les fueron a ofrecer a ellos las hicieran extensivas al resto de la economía.
Es decir, les vinieron a pedir que
desmantelaran el sistema de privilegios que precariamente sostiene a la
revolución, algo así como serruchar el suelo en donde están parados.
Los mercados internacionales están prácticamente
cerrados para Venezuela, con
nuestra prima de riesgo por encima de 30%. Algunos analistas han resaltado
que ya Venezuela se cotiza por
debajo de los valores de recuperación en caso de bancarrota. ¿Y de dónde
sacan esos valores de recuperación? De las bancarrotas de otros países. Habrá
que ver. La nuestra no tiene por qué ser como la de ellos; muy probablemente
será distinta y en la dirección equivocada.
Ya se ha hecho tarde para no ceder a las tentaciones del oro, más
asequibles que otras pero sin duda mucho más penosas desde el punto de vista
comunicacional. Emitir deuda respaldada en oro o venderlo de una, exigirá
sacarlo de las bóvedas del Banco Central. Una operación cuando menos difícil,
luego del alarde de soberanía que hiciera Chávez cuando decidió traerlas de Londres.
Llegados aquí, no hay salida. Es entre ahogarse de una forma o de otra, entre
infierno uno (el ajuste) o el infierno dos (la corrida de la arruga). Porque
correr la arruga también tiene su costo, o se recorta el gasto en una enorme
proporción o se imprime dinero a mansalva para financiarlo y se engendra una
hiperinflación.
Con ese panorama, al gobierno no le quedará otra que extender el
sistema de privilegios, CENCOEX-CADIVI,
SICAD I y SICAD II, pero elevar las tasas de forma exponencial. Tómese en
cuenta que le devaluación impacta la recaudación fiscal sólo por el monto de
dólares que el gobierno le vende al sector privado (lo demás son
transferencias intergubernamentales, mera impresión de dinero). El problema
está en que este año habrá muchísimos menos dólares, si se desea incrementar la
recaudación fiscal habría que modificar el sistemas de tasas múltiples en
varios cientos por ciento. Es eso lo que viene, saqueos “institucionalizados”
(orquestados por el gobierno), la intensificación de la retórica chavista a
la potencia ene, todo por tratar de ganar algo de tiempo con un escándalo
aquí y otro allá. Dentro de este contexto no se descarta el default,
sobretodo si a finales de octubre los precios del petróleo no muestran signos
de recuperación y se nos vienen encima unos 11.000 millones de dólares de
servicio de deuda entre intereses y principal. Ellos ya decidieron meter el
acelerador ante el abismo, la teoría económica de Thelma y Louis
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sábado, 24 de enero de 2015
ECONOMÍA: La verdadera crisis estallará en abril
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