Día Mundial
del Paciente Reumático
Detectar la Artritis
Reumatoide
a tiempo es la clave
Mañana, así como cada 12 de marzo
se conmemora el Día Mundial del Paciente Reumático, ocasiones como esta sirven
para dar a conocer la patología, sus síntomas, factores de riesgo y la
importancia de un diagnóstico temprano, a fin de ofrecer al paciente una mejor
calidad de vida.
La Artritis Reumatoide
(AR) es una enfermedad crónica autoinmune, que puede afectar cualquier
articulación de forma simétrica (manos, pies, rodillas, caderas, muñecas, entre
otras). En la AR, los anticuerpos no reconocen a las articulaciones como parte
del cuerpo y se defienden, agrediéndolas y ocasionando así la sintomatología. Esta enfermedad es más común en las mujeres,
siendo la edad de aparición más frecuente entre 35 a 45 años. Existe, sin embargo, un tipo de
artritis que puede afectar a los niños,
la cual es conocida como Artritis Idiopática Juvenil (AIJ).
En tal sentido, la Dra.
Susana Salazar, médico reumatólogo del Instituto Médico Centro de
Rehabilitación, ubicado en Altamira, comentó que las enfermedades
reumáticas son enfermedades sistémicas, en la que el estado inflamatorio puede afectar
diversas partes del organismo. En su estado más severo la AR puede producir
inflamación de órganos internos y dañar los pulmones, vasos sanguíneos y
nervios, entre otros.
Existe evidencia
epidemiológica que demuestra que los factores genéticos están relacionados con
un incremento en el riesgo de la AR. Sin embargo, se considera que la AR es una
enfermedad multifactorial que resulta de la interacción tanto de factores
genéticos como ambientales, que contribuyen a su aparición y expresión.
La Dra.
Salazar destacó que muchas de estas enfermedades tienen un
componente de predisposición genética, por lo que a veces, es imposible evitar
que aparezcan, de igual forma que hay
factores que favorecen su aparición o empeoran su evolución, tales como, un
estilo de vida no saludable y el hábito de fumar.
Alerta con estos
síntomas
El adulto con
AR, recurre al médico con síntomas como dolor e inflamación de grandes y
pequeñas articulaciones en forma simétrica; dependiendo del grado de inflamación,
puede notar disminución del rango de
movilidad y deformidad que impide realizar labores que normalmente hace, como atarse
el cabello o amarrar las trenzas de sus zapatos. Enrojecimiento y rigidez de
las articulaciones, dolores musculares diseminados, pérdida de apetito y
debilidad son otras de las señales de alerta. Este estado es más notorio en las mañanas,
después del reposo y es un síntoma importante de alarma, así lo explicó la Dra.
Susana.
La especialista
agregó que el paciente con el diagnóstico de artritis reumatoide se enfrenta a
varios panoramas. El primero son los conocidos cambios que se presentan
principalmente en las manos, llamados comúnmente “deformaciones”, que lo lleva
a un escenario de ansiedad por su futuro incierto. El segundo síntoma
importante es el dolor que puede desencadenar cuadros de cambios de ánimo y
depresión.
Consulta al especialista
Ante la sospecha
de la presencia de la enfermedad el paciente debe acudir al reumatólogo,
quien es el especialista indicado para realizar el diagnóstico confirmatorio.
El reumatólogo a través de un examen físico completo y algunas pruebas
complementarias puede guiar al paciente.
El reumatólogo
es el profesional indicado para atender esta condición y es quien podrá
sugerir, de ser necesario la participación de otros especialistas, tales como, el
fisioterapeuta para estimular la movilidad articular, el psicólogo como apoyo emocional, para un abordaje multidisciplinario. El plan de tratamiento dependerá de las
necesidades de cada paciente y van de la mano con las manifestaciones clínicas que
presente.
El ejercicio y la AR van de la mano
El ejercicio en
la artritis reumatoide rinde efectos positivos sobre la movilidad articular, la
fuerza muscular y la independencia
funcional. El ejercicio correcto no aumenta el dolor ni la actividad
inflamatoria, por tanto, un programa de
ejercicios debe formar parte del tratamiento rutinario del paciente.
La Dra. Salazar
recomienda tener un plan de movimientos progresivos, el paciente debe
incorporar en su plan de vida la práctica de ejercicios físicos como: caminar,
nadar, práctica de yoga entre otros, bajo previa autorización del médico
tratante, que permitan mejorar y mantener la movilidad articular. La hipotrofia o atrofia muscular favorece la inestabilidad de las articulaciones y
su pérdida de función por lo que el ejercicio es parte fundamental de su plan
de tratamiento. Asimismo, cuando las
articulaciones reciben calor, se mejora la función articular por lo que es recomendable
colocar calor húmedo al menos durante 30 minutos en la zona afectada.
Los especialistas aconsejan
estar alerta ante cualquier síntoma mencionado anteriormente para acudir al reumatólogo
y así lograr un diagnóstico temprano, limitar el daño y mejorar la calidad de vida del paciente.
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