OPINIÓN
Y qué
El
gran engaño del Seguro Social
Salomón
Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com
¿Es
justo que un compatriota que haya
cumplido con sus cotizaciones durante muchos años, hoy viva de mengua y sufra
hambre por que el Seguro Social no tiene presupuesto para cubrirle el costo de
asistencia social en un asilo?
El Seguro Social incumple con su deber
de dar la debida protección al anciano cuando este llega a una edad que no
pueda valerse por sí mismo en su constitución física o psicología.
Prácticamente los abandona a un destino incierto en el cual muchas veces debe
morir solo, casos que se conocen, pero que muchos no son denunciados. Hablamos
de aquellos adultos mayores que deben quedarse en sus hogares sin tener quien
los cuide o proteja, ya que los miembros de su familia deben y tienen que salir
a buscar el sustento diario.
Hemos tenido fuertes y dolorosas
denuncias de que, en la actualidad, la parte Social del Instituto Venezolano
del Seguro Social no está concediendo a sus afiliados los respectivos cuidados
en centros asistenciales especializados, se les niega su derecho de un asilo de
digno, como siempre se había hecho, pero desde la llegada del actual régimen de
Nicolás Maduro no es así, pese a ser un derecho que garantiza nuestra
Constitución Bolivariana de Venezuela. Es más, siendo afiliado y habiendo
pagado las cotizaciones correspondientes
al Seguro Social Obligatorio, este servicio debe ser concedido de inmediato y
cuando así lo solicite el afiliado o algún familiar, ya que se trata de un
derecho y jamás, léase bien, es un dádiva del Estado y mucho menos una
concepción graciosa de ningún Jefe de Estado. No puede ser que se niegue ese
derecho con excusas bochornosas, groseras y ridículas como que no hay
presupuesto.
Citaremos uno de los muchos casos que
existen en el país y lo haremos solo como ejemplo de la burla del actual
régimen en contra del desasistido asegurado del Seguro Social. Se trata de un
señor de 75 años de edad y que sufre de pie diabético y que solo tiene un hijo,
que debe trabajar para sobrevivir, y con el miserable aporte que le brinda la
pensión al asegurado no le alcanza ni para comprarle sus medicamentos, mucho
menos para sufragar a alguien que le cuide a su padre, por lo cual tiene que
dejarlo solo todos los días. Nos
preguntamos: ¿es justo que un compatriota que
haya cumplido con sus cotizaciones durante muchos años, hoy viva de
mengua y sufra hambre por que el Seguro Social no tiene presupuesto para
cubrirle el costo de asistencia social en un asilo?
Qué miserables y demagógicos son
nuestros actuales gobernantes, que se encadenan todos los días por radio y
televisión para decir embustes y falsedades y piensan que sus mentiras son
creídas. Quienes se las crean deben ser bien pendejos por dejarse comprar por
una bolsa de comida. Por cierto, en nuestro caminar en busca de mayor
información de los ancianatos y clínicas especializadas para determinadas enfermedades,
nos hemos dado cuenta que esos ancianos y los otros pacientes pasan hambre
(aunque usted no lo crea), ya que “el buen gobierno de Maduro”
nunca ha pensado que los ancianos y los enfermos merecen tener prioridad para
adquirir los productos alimenticios de la cesta básica y que si de verdad tuviéramos un gobierno humano y honesto y
además socialista serían los asilos y las clínicas los primeros en recibir los
alimentos y medicamentos, para atender a los ancianos y enfermos terminales.
No sigan engañando al pueblo, ocúpense
de trabajar y no de continuar haciendo política sucia para seguir gobernando.
Gracias a Dios que su justicia se hará sentir muy pronto, y esos culpables del
hambre, la injusticia y la miseria de
los ancianos, enfermos y de todo el pueblo venezolano, pagarán no solo en lo
terrenal, sino que también recibirán el castigo divino que bien se merecen.
Nunca en la historia de Venezuela se ha
visto tanta injusticia como en la actualidad. Señor, protégenos de estos malos
y ruines gobernantes.
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