Según estudios de
Conocer sobre la hepatitis B
Puede
salvarle la vida
“Esto
es la hepatitis... Conózcala. Afróntela” es el
lema que la Organización Mundial de la
Salud (OMS) definió para el 2013 como campaña para concienciar a la
población sobre la importancia de prevenir esta patología. En total existen cinco tipos distintos de hepatitis,
pero sin duda alguna la más peligrosa es
la B, porque puede causar hepatopatía crónica (enfermedad recurrente de más de seis meses)
y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y/o cáncer hepático.
Se calcula que en el mundo hay unos 2.000 millones de personas
infectadas por el virus de la hepatitis B (VHB) y más de 350 millones con infección hepática crónica, según la OMS. El doctor Jorge Riera, infectólogo del Hospital
Universitario de la UCV, asegura que si bien una cantidad
considerable de pacientes con infección VHB no presentan complicaciones
hepáticas, existe la posibilidad de que algunos evolucionen hacia una
enfermedad grave en el curso de su vida, siendo más probable que esto ocurra en
hombres.
“Entre 15% y 40% de los pacientes
con infección crónica han de presentar cirrosis, evolucionando a la
insuficiencia hepática y/o cáncer de hígado. De hecho,
la infección por VHB es
responsable de 500.000 a 1.200.000 muertes por año como consecuencia de los efectos
agudos o crónicos de esta enfermedad”,
asegura el especialista.
El virus de la hepatitis B se transmite por la exposición a
sangre, semen y otros líquidos corporales infecciosos. Cuando
la transmisión es vertical -de madre a hijo- u horizontal -entre niños pequeños
durante el juego- la infección casi siempre se hace crónica. Por el contrario, cuando
la transmisión ocurre en adolescentes o adultos, habitualmente mediante el
contacto sexual, agujas o productos sanguíneos contaminados, la infección habitualmente se resuelve;
a no ser que el individuo tenga alteraciones en su sistema inmunitario (por
ejemplo, que posea el virus de inmunodeficiencia humana –VIH-).
En
América Latina la prevalencia de la hepatitis B es ampliamente variable. Resulta alta
en regiones Amazónicas de Brasil, Venezuela, Colombia, Perú y República
Dominicana por la falta de medidas de salubridad, lo que hace más fácil su
contagio. En el país, la prevalencia cambia de acuerdo al grupo y a la zona
estudiada, según lo explica el doctor Riera.
“Existen tres grupos de prevalencia de hepatitis B: los de
bajo, intermedio o alto riesgo. El
primero está conformado por una población sana en diferentes regiones del
territorio nacional. Los estudios en
embarazadas y/o parturientas muestran una prevalencia muy baja, al igual que en
todos los casos de recién nacidos que fueron estudiados, lo que demuestra que
la transmisión horizontal es más importante en nuestro país”.
El grupo de riesgo intermedio está conformado por aquellas
personas que por su profesión o actividad laboral están expuestas al contagio,
como médicos, bioanalistas y enfermeras – entre otros trabajadores de salud–, cuando estos sufren pinchazos
accidentales de aguja mientras asisten a personas infectadas por el virus.
Entre los sectores de alto riesgo se identifican los indígenas Yucpas, del
estado Zulia y los Yanomami del Amazonas
porque principalmente no se vacunan ni siguen medidas importantes de salubridad.
¿El tratamiento?
Una de las formas de prevenir la hepatitis B es la vacunación y el aislamiento de las
personas contaminadas. Sin embargo, cuando se posee el virus se debe
atacar con tratamiento para disminuir el avance de la
enfermedad, a fin de evitar la cirrosis y cáncer de hígado.
“El
control del virus requiere una terapia de mantenimiento a largo plazo. Sin
embargo, la desventaja de este tipo de tratamiento es el riesgo de generar resistencia.
Para reducir esta posibilidad, la mayoría de los pacientes coinfectados
necesitan una terapia de combinación contra el virus de hepatitis B”. Para la terapia antiviral, se
prefiere utilizar tratamientos con una baja tasa de resistencia, uno de ellos
es la telbivudina, una molécula que
inhibe la replicación del VHB por
medio de un mecanismo de acción que ataca directamente la cadena de ADN del virus.
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