Se ha acabado la fiesta para el régimen venezolano
Roger Noriega | Tuesday,
February 18th, 2014
El presidente venezolano Nicolás Maduro está luchando
una batalla perdida para salvar a su régimen, y el creciente malestar en las
calles es sólo uno de sus problemas. En la medida en que los detalles sobre la
quiebra de su gobierno se hacen públicos su base política continuará
dividiéndose. Y mientras continúa siguiendo el consejo Cubano de usar la fuerza
bruta contra las manifestaciones pacíficas, el ejército nacionalista no
tolerará la creciente violencia. En cierto sentido, la condición de Maduro es terminal.
De acuerdo con una fuente en el Banco
Central de Venezuela, las reservas internacionales del país se han reducido a US$21 mil millones
(menos de la mitad de las reservas con las que cuenta Colombia, una economía
del mismo tamaño), de los cuales US$12
mil millones son reservas de oro reclamadas por China como garantía por los
más de US$30 mil millones en préstamos
realizados en los últimos años. Debido a que Venezuela no está al día con
las entregas de petróleo para dar servicio a la deuda que ha contraído con
China, el oro no puede ser tocado por el
gobierno venezolano.
De acuerdo a fuentes dentro del Banco
Central, aproximadamente US$7,500
millones de las reservas son bonos emitidos por los gobiernos aliados, como
Argentina, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
Al parecer, en el pasado el Banco
Central guardaba esa cantidad en bonos del tesoro de Estados Unidos, pero
fueron cambiados por bonos inútiles emitidos por algunos de los países más
insolventes de la región. Lo que es peor, es que estos bonos no pueden ser
liquidados en efectivo, ya que fueron adquiridos con un descuento y valen menos
que su valor nominal, por lo que su venta es ilegal bajo la ley venezolana. Lo
que queda en el banco, entonces, es menos de medio billón de dólares – lo
que no cubriría el costo de más de dos semanas de importaciones. Lo que implica
que en las próximas semanas aumentará la escasez.
Después de dos décadas de mal manejo y corrupción, la vacilante producción de petróleo – provocada por más de una década
de mala gestión y corrupción – ya está sobre-suscrita, comprometida con el
consumo interno, China y regalos internacionales a Cuba, el partido de
izquierda en El Salvador, y el Caribe. Las fuentes indican que el
presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, tendrá que ponerle un fin a
estas donaciones. También continuará
defraudando a China con el fin de generar ingresos mediante la maximización
de las ventas de petróleo a Estados Unidos. Sin embargo, esta lucha por el
dinero en efectivo es a la vez inadecuada e insostenible para satisfacer las
necesidades de Venezuela.
Así, la historia registrará que una revolución dedicada al “socialismo
del siglo 21″ se desintegró por la
falta de billetes verdes de Estados Unidos.
La segunda gran crisis de Maduro implica la pérdida de
apoyo dentro de las fuerzas armadas del país. Hugo Chávez comandaba
el respeto o el miedo de los servicios uniformados, porque era un veterano
militar, y consolidó su lealtad,
dándoles puestos lucrativos e incitando su participación en el narcotráfico y
otros tipos de corrupción. Por supuesto, algunos de los militares -incluyendo jubilados respetados- se
alejaron de la corrupción, pero se mantuvieron fieles a su comandante en jefe.
Ese pilar militar del régimen se ha desmoronando desde la muerte de Chávez en
marzo del año pasado. Maduro ha ganado poco respeto dentro de
las filas de las fuerzas armadas. Aquellos que se han reunido en torno a él son
los que han optado con nuevos puestos y los
narcomilitares altamente corruptos – notablemente el presidente de la
Asamblea Nacional, Diosdado Cabello – quienes tienen la
esperanza de aferrarse a sus fortunas ilícitas mediante la preservación del
régimen criminal e irresponsable.
Al ala nacionalista de las fuerzas armadas, le irrita el enorme papel
que ocupa el régimen cubano en la administración de Maduro. Un
confidente de Chávez se quejó en privado: “Hoy, en
Venezuela no existe un gobierno ‘chavista’ – en su lugar existe un gobierno
cubano”. Las imágenes de guardias nacionales mal entrenados y de
matones vestidos de civiles – disparando, golpeando y deteniendo a los
estudiantes en protesta ha alienado aún más a la mayor parte del cuerpo de
oficiales del Ejército de Maduro y a su grupo de generales
corruptos. Según una fuente de liderazgo, si Maduro proclama
una orden al Ejército para desplegar las armas pesadas y las tropas para
reprimir las manifestaciones, probablemente se le pondría un fin a su
desafortunado mandato.
Si las demostraciones y las muertes aumentan, los líderes a los que les
preocupaba cruzar al voluntarioso Chávez en el pasado no
guardarán silencio cuando el tambaleante régimen de Madurodesate
las balas contra las multitudes pacíficas.
Los Estados Unidos emitió una tímida declaración pidiendo al régimen
despótico que respetase los derechos humanos y la libertad de expresión y que
entrara en un diálogo con la oposición. El domingo, Maduro expulsó
a tres diplomáticos en vano en un esfuerzo por culpar al “imperio” por sus
errores; pero esta táctica solo atrajo mayor atención internacional a la
convulsión en el país y al hecho de que el régimen está perdiendo la batalla
por su supervivencia.
Lo que Hugo Chávez denominaba como la “revolución
bolivariana” solo le sobrevivió por un año, dejando atrás un legado tóxico. La
comunidad internacional puede ayudar al perseguir aMaduro y a los
narcomilitares por sus crímenes, y sus bienes mal habidos deben ser restituidos
al pueblo venezolano para apoyar la reconstrucción de un país que ha sido
sometido a un infierno.
El autor fue
embajador de EE.UU. ante la OEA y Subsecretario de Estado durante la
administración de George W. Bush. Es un investigador visitante en el American
Enterprise Institute y director de Visión Américas LLC, que representa a
clientes estadounidenses y extranjeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario