Apoyo psicológico fundamental para el paciente y quien lo atiende
EL CUIDADOR ES UNA VÍCTIMA
SECUNDARIA DEL ALZHEIMER
Alimentar, asear y
medicar, son solo algunas de las labores que el cuidador de una persona con
demencia tipo Alzheimer debe
ejecutar cada día. Este quehacer cotidiano, ya de por sí difícil, suele
complicarse aún más con la progresión de la enfermedad, la cual es degenerativa.
Esta situación, aunada con el poco tiempo disponible, repercute a largo plazo
en la salud de los cuidadores, causándoles desgaste físico y emocional.
“Es poco común que
una familia se organice para compartir el cuidado de alguien con Alzheimer. El
cuidador suele ser una persona con algún vínculo personal y un compromiso moral
muy arraigado con el paciente,” comentó la psiquiatra Yenny
Fermín. Asimismo, destacó que, aunque estas personas tengan la mejor
disposición para atender al paciente, con el tiempo esta responsabilidad puede
causarles depresión, ansiedad, dolor de espalda, lumbar y agotamiento físico generalizado.
Son precisamente el desgate físico y emocional, los
principales síntomas que inician el
llamado “síndrome del cuidador quemado”,
lo cual denota también la presencia de un estado de estrés crónico en las
personas a cargo del paciente. Al manifestarse estas complicaciones, la
psiquiatra enfatizó que debe buscar
ayuda psicológica para contar con las herramientas que le permitan soportar la
carga emocional que implica estar a cargo de otro ser humano.
Es de suma importancia aprender
técnicas para el manejo y tratamiento de personas con demencia tipo Alzheimer, para así contrarrestar el
sentimiento de culpa y aislamiento que
sienten algunos cuidadores. El cuidador debe estar preparado para
repetir tareas y explicaciones cuantas veces sea necesario, sin alterarse o
sentirse frustrado, a medida que la memoria a corto y mediano plazo del
paciente se va deteriorando a causa de la enfermedad.
La doctora Fermín
sugirió que los cuidadores pueden programar sus descansos, dormir suficiente
durante la noche, hacer actividad física con regularidad, establecer períodos
de receso durante el día, practicar algún deporte y formar parte de grupos de
apoyo: “Estos son muy buenos, ya que se comparten experiencias y consejos para
ayudarse mutuamente”
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