¿La economía en
Latinoamérica?
El año pasado se decía que la
fiesta había terminado para América Latina y que los países comenzaban un nuevo
ciclo económico, en el que ya no podrían ser tan complacientes con el gasto,
como lo fueron en la década precedente.
Pues bien, hoy los analistas ya no solo
hablan que se acabó el cuarto de hora, sino que los países entraron en un
periodo difícil en el que la temible palabra ‘ajuste’ empieza a escucharse por toda la región.
La razón es que los ingresos que
llenaron las arcas de las economías latinoamericanas (2002-2012), gracias al
auge de las materias primas, han caído notablemente. La desaceleración de
China, que de crecer al 10 por ciento pasó a un 7 por ciento anual, llevó a un
freno en la importación de commodities especialmente petróleo, carbón, cobre,
níquel, que abundan en América Latina. Esta menor demanda impactó los precios,
lo que repercutió negativamente en los ingresos de estos países.
Al caer los ingresos, los gobiernos no
podrán seguir con el mismo tren de gasto que traían, pues aumentaría el riesgo
de caer en un desajuste fiscal, con consecuencias negativas para las economías.
Por eso, los expertos creen que los años 2015 y 2016 serán de ajuste en la
mayoría de los países. En otras palabras, de apretón del cinturón para los
gobiernos, las empresas y los hogares.
Como consecuencia, viene un menor
crecimiento para la región. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha
venido bajando sus proyecciones para 2014. En julio, redujo de 2,5 a 2 por
ciento su pronóstico para América Latina. Ahora se sabe que en octubre revisará
nuevamente a la baja sus cifras. La Comisión Económica para América Latina y El
Caribe (Cepal) también recortó su proyección hasta 2,2 por ciento, frente al
2,7 por ciento que tenía inicialmente.
Hay que decir que no le va igual a
todos los países. Hay unas economías ya en recesión, otras se encuentran con
pronóstico reservado y otras se han venido desacelerando.
Brasil, que tuvo los mayores crecimientos durante el boom, con tasas de 7,5 por
ciento, redujo su ritmo en los últimos tres años a un 2 por ciento. Hoy,
la séptima economía del planeta se encuentra en recesión y según los
pronósticos al final del 2014 crecerá por debajo del 1,5 por ciento.
El gigante suramericano, que tiene como
principal socio comercial a China, -el 35 por ciento de las ventas externas van
a esta nación- atraviesa por una coyuntura muy difícil. El gobierno tiene muy
poco margen de maniobra para hacer más gasto público. Cabe recordar que
hicieron millonarias inversiones para realizar la Copa de Fútbol 2014.
El país también se ha visto afectado
por la fuerte sequía que impactó al agro, por la caída en las inversiones y el
desestímulo en la actividad industrial. La producción y exportación de
vehículos cayó 50 por ciento. El próximo gobierno se encontrará con un bajo
nivel de inversión y de ahorro, al igual que menor crecimiento de la
productividad.
El efecto contagio de Brasil se siente en muchos
países, pero especialmente en Argentina,
pues es su principal socio dentro del Mercosur.
Esto es un impacto adicional para la
economía argentina que también se ha visto impactada por la caída en los
precios de las materias primas, especialmente la soya que ha bajado un 25 por
ciento.
Se estima que en los años recientes,
unas 40 compañías extranjeras han salido de ese país, ante el crítico panorama
económico. El Centro de Economía y
Finanzas para el Desarrollo de Argentina calcula en 374.000 millones de
dólares la desbandada de capitales en los recientes años.
La inflación llegará este año a 22 por
ciento, una cifra que si bien está lejos de ser una hiperinflación, refleja los
costos que está pagando por sus políticas inadecuadas y que se traducirán en un
crecimiento de apenas 0,5 por ciento.
El gobierno de Cristina Fernández no ha
podido resolver un litigio con los denominados fondos buitre (fondos
especulativos de Estados Unidos) que no negociaron y exigen el pago de 1.500
millones de dólares. Por este pleito Argentina entró en cesación parcial de
pagos hace unas semanas. El gobierno tiene que pagar millonarias sumas por las
deudas del pasado cuando el país se declaró en cesación de pagos. A los 19
países miembros del Club de París todavía les debe 9.390 millones de dólares.
Venezuela sufre la peor situación
económica de los suramericanos. Hiperinflación, problemas con la tasa de cambio
y con la balanza de pagos, pérdida de las reservas internacionales y escasez de
productos.
La revista británica The Economist calificó a Venezuela como el país que
tiene la economía peor administrada en el mundo. Con las mayores reservas de
petróleo –más de 290.000 millones de barriles– el gobierno de Nicolás Maduro no
tiene recursos para pagar sus obligaciones.
La mala situación hizo que la agencia Standard & Poor’s rebajara la
calificación de los títulos venezolanos a grado
especulativo de alto riesgo. Hay un temor grande que en octubre, cuando
se avecine el pago de 5.200 millones
de dólares del servicio de la deuda, no haya como cumplir este pago.
Un empeoramiento de Venezuela tiene un
efecto contagio en algunos países de Centroamérica y el Caribe que reciben
apoyo, vía petróleo, de Caracas. En el caso colombiano, se descarta un
impacto mucho más grave, dado que las dos economías se han venido deslindando,
después del auge de los primeros años de la década pasada.
Ahora bien, las economías de Chile y Perú que están mucho mejor, también se han ido
desacelerando. El cobre, que representa cerca del 45 por ciento de las
exportaciones chilenas registró una caída del 29 por ciento en sus cotizaciones
en los últimos cuatro años.
Otros factores coyunturales han
afectado la dinámica en Chile. La reforma tributaria que impulsa la
presidenta Michelle Bachelet y que castiga fuertemente a las empresas, ha
generado un efecto espera en la inversión, lo que resulta muy gravoso para una
economía. La reforma busca recaudar 8.300 millones de dólares; eleva
del 20 al 27 por ciento los impuestos para las empresas. También incluye
impuestos a la construcción y al consumo de cigarrillos. Expertos ya hablan de
un crecimiento inferior al 2 por ciento.
Perú tampoco ha sido ajeno al fin del auge de los commodities. Del total de
exportaciones, el 54 por ciento son productos básicos (cobre y oro) y China es
su principal socio comercial. Luego de crecer a tasas de 6,6 por ciento, en
promedio, en la última década, la economía peruana se expandió en julio pasado
solo 1,2 por ciento según el Instituto Nacional de Estadística.
El sector minero está estancado. La
producción de cobre bajó 4,1 por ciento y la de oro 19 por ciento. La semana
pasada renunció el ministro de Hacienda, lo que generó más incertidumbre.
Podría decirse que Colombia y México
son los únicos países sobre los que se mantienen las perspectivas de expansión
del PIB. En el caso de la economía mexicana, después de varios años de bajo
crecimiento se encuentra en una situación muy positiva. Hay dos razones fundamentales:
primero, se ha visto beneficiada con la recuperación de Estados Unidos,
específicamente con el boom energético que ha reducido el precio del gas
natural. Segundo, porque el gobierno ha pasado reformas estructurales muy
importantes de energía, educación y tiene planes muy grandes en
infraestructura.
Para Colombia la perspectiva de
crecimiento sigue cercano al 5 por ciento este año. Según el grupo financiero
J.P Morgan, Colombia es el país que más interesa a los inversionistas en la
región andina. A pesar de la estabilidad macroeconómica que presenta, la verdad es que
también comienzan a verse algunas nubes en el horizonte por la caída en la
renta petrolera. Colombia está haciendo algunos ajustes de gasto dentro del
presupuesto de 2015 para poder mantener el ritmo de inversión en sectores
fundamentales para el futuro del país.
En síntesis, si bien América Latina entró en
un ciclo menos dinámico, no se encuentra en la situación crítica del pasado.
Muchas de las economías están en una posición más sólida, los países
políticamente son más estables y tienen mayores reservas internacionales, lo
que les da un colchón de seguridad. Como en todo vecindario, hay que reconocer
que algunos países se desordenan más que otros y a ellos, el ciclo a la baja
les pegará más duro.
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