Rinitis
y asma,
una
dupla casi inseparable
Que una persona tenga estornudos frecuentes, congestión
y secreción nasal, además de picazón en los ojos, la nariz y el paladar ya es
bastante molesto y comprometedor. Pero que además padezca de falta de aire,
tos, sibilancias y opresión en el pecho resulta casi inaguantable para
cualquiera. No obstante, padecer de Rinitis
Alérgica (RA) y Asma Bronquial
(AB) es más común de lo que parece. De hecho, más de 90% de los asmáticos tiene RA y más de 40% de los pacientes con
RA padecen AB, lo que ha demostrado que afecta considerablemente la calidad
de vida (cambios de humor, alteraciones en la productividad escolar/laboral y
trastornos de sueño) del paciente.
“De
ahí la necesidad de tratar la vía área superior (nariz) e inferior (pulmones)
como una sola, pues ambas resultan comprometidas por estas patologías
respiratorias”, sostiene el Dr. Oscar
Aldrey Palacios, pediatra, inmunoalergólogo clínico y presidente del grupo ARIA (Allergic Rhinitis and its impact
on Asthma) para Venezuela. Estas
afecciones son tan comunes, que las investigaciones han comprobado que 25% de la
población mundial padece alguna patología alérgica, es decir, tres de cada 10
personas, siendo la RA y el AB las más frecuentes. En Venezuela, el Estudio Internacional de Asma y Alergias en
la Niñez (ISAAC, por sus siglas en inglés) reveló que 67% de los pacientes alérgicos en
Venezuela padecen RA, 32% tienen AB y 20% ha sido diagnosticado con dermatitis
atópica y urticaria.
Estos trastornos se producen al tener contacto con
alérgenos como el polen, los ácaros del
polvo, humo de tabaco, hongos, productos químicos, animales, entre otros.
En el caso del asma, otros factores desencadenantes pueden ser el aire frío,
una emoción extrema de enfado o miedo y el ejercicio físico. “De
acuerdo a las guías para el abordaje de enfermedades respiratorias alérgicas creadas
por el grupo ARIA, es de suma importancia un diagnóstico preciso de la
patología así como el control de los agentes causantes de la reacción. Luego,
se procede con el abordaje terapéutico según el cuadro clínico del paciente”.
La rinitis alérgica persistente asociada o no a asma bronquial es la
más común y la primera línea de tratamiento incluye un antihistamínico como desloratadina, que frena la
reacción alérgica, y un antileucotrieno
como montelukast, que
disminuye la inflamación al tener contacto con el alérgeno. “Durante
los recientes 10 años estas dos moléculas se administraban por separado, pero
hoy en día existe un nuevo fármaco que las combina en una sola tableta, lo que
facilita su administración y es más económico, sin alterar la eficacia de la
terapia”.
El Dr. Aldrey
sostiene que este fármaco tiene una función controladora, es decir, evita
que la patología progrese y empeore. Sin embargo, para atacar la raíz del problema
es necesario aplicar la inmunoterapia que modifica el curso de la afección
respiratoria por completo.
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