Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad
Buenos hábitos alimenticios
inician
desde el hogar
Diariamente los
seres humanos ingerimos alimentos con el propósito de conseguir energía para
las actividades diarias del organismo y desarrollarse correctamente. Sin
embargo, para muchos, la alimentación no ha cumplido su propósito,
caracterizándose por malos hábitos que conllevan obesidad y otras enfermedades
de gran envergadura.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva
de grasa que puede ser perjudicial para el individuo. De hecho, es este el
sexto factor principal de riesgo de defunciones en el mundo, falleciendo
anualmente 3,4 millones de personas adultas como consecuencia de esta
condición.
Asimismo,
establece la autoridad sanitaria en su portal web, “44% de la carga de diabetes, 23%
de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos
cánceres son atribuibles al sobrepreso y la obesidad”. Sin embargo,
esta es una enfermedad que comienza desde la infancia; para el año 2012, más de
40 millones de niños menores de cinco años ya sufrían de sobrepeso.
El doctor Johnny Marante, pediatra y nutriólogo
de la Clínica la Floresta, afirma
que “la
obesidad presenta riesgos a corto y largo plazo. Dentro de ellos podemos
encontrar problemas respiratorios, ya que no hay suficiente capacidad pulmonar
debido al exceso de grasa; hipertensión en niños pequeños; hiperinsulinismo; infertilidad;
diabetes; problemas ortopédicos por el peso extra, que provocan incluso
deformaciones en las rodillas, entre otras patologías”.
Especialmente en
esa edad, explica el también especialista de Sanitas Venezuela, afecta
el ámbito psicosocial porque son niños execrados y propensos al bullying. Son individuos con menos capacidad para los
deportes, problemas de oxigenación en el cerebro lo que ocasiona menor
rendimiento escolar; roncan normalmente de noche, por lo que puede que no
descansen bien y presenten sueño en horas de clase.
Por otra parte, “a
medida que va avanzando la edad, las consecuencias son mayores. En
adolescentes, ya de por sí su imagen personal puede ser baja, si son personas
con sobrepeso se comparan con prototipos irreales de cuerpos esculturales
observados en modelos de publicidad. De allí provienen otros trastornos
alimenticios como bulimia y anorexia o incluso depresión. Es importante
explicarles lo adecuado de una alimentación balanceada en conjunto con la
actividad física y es necesario pasar un suiche mental, que implique un cambio
en el estilo de vida”, asevera Marante.
¿Cómo
trabajarlo?
La lucha contra
la obesidad viene de la mano de los hábitos familiares. “El rol de los padres y hermanos
es fundamental en el cambio de vida de una persona con sobrepeso. Desde la
lactancia materna, la llave de la prevención de la obesidad está en manos de
los padres. Los patrones de alimentación se heredan, por lo que si en el hogar
no se ingieren frutas ni verduras, es muy difícil que a los niños les gusten
estos alimentos. Lo mismo pasa con la práctica continua de actividad física”.
Dar apoyo a los
miembros de la familia en el cumplimiento de estas recomendaciones puede ser
clave para alcanzar un peso normal. En el plano individual, las personas pueden
limitar la ingesta energética de la cantidad de grasa; aumentar el consumo de
frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos; disminuir la
ingesta de azúcar y realizar una actividad física periódica.
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