lunes, 25 de febrero de 2013

Cosmético de la toxina botulínica tipo A presenta
un efecto que va más allá de la atenuación de las arrugas
En el estudio Implicaciones Sociales de las Líneas Hiperdinámicas Faciales y los Resultados de Satisfacción del Pacienterealizado por la compañía Aesthetic Solutions participaron 152 personas, la mayoría mujeres, con una edad promedio de 46 años, y que habían sido previamente tratadas con la toxina botulínica tipo A para el tratamiento de las arrugas dinámicas.
Dichas líneas faciales, también conocidas como líneas hipercinéticas o del movimiento, pueden comunicar mensajes erróneos o causar malentendidos. Es posible que las personas luzcan molestas, tristes o malhumoradas, aunque sientan exactamente lo contrario, y la reacción de los otros hacia estas expresiones puede repercutir negativamente en la autoestima. De acuerdo con el estudio, una persona que mantiene el ceño fruncido puede parecer enojada y despertar preguntas sobre su expresión de enfado, cuando en realidad se encuentra en estado de reflexión, lo que podría generarle incomodidad y ansiedad si le sucede continuamente.
Afortunadamente, el tratamiento con toxina botulínica tipo A permite atenuar la arruga temporalmente (durante 4 a 6 meses), disminuyendo el problema de percepción generado por dichas líneas. Como resultado de esta investigación, el paciente obtiene una imagen rejuvenecida y mejorada que es apreciada tanto por ella como por quienes la rodean, lo que también tiene un impacto positivo en la autoestima.
Sobre lo anterior, la Dra. Angela Di Stasio, Cirujana Plástica de la Clínica Primavera ubicada en Valencia, agrega: “Frecuentemente, tras la aplicación de toxina botulínica tipo A, se nota una mejora en el estado de ánimo de los pacientes; muchos dicen sentirse no sólo más jóvenes sino también relajados y su círculo social puede percibir lo mismo. Esto se debe a que las personas responden de manera más positiva a un rostro distendido que a uno fruncido, lo que a su vez demuestra la importancia de las expresiones faciales para crear empatía con otros”.
En conclusión, el tratamiento con toxina botulínica tipo A más que un procedimiento estético puede considerarse como un medio para obtener una calidad de vida superior, pues mediante el mejoramiento de la expresión facial contribuye a recuperar confianza y seguridad y a optimizar las relaciones sociales de quienes se someten al proceso.
Por último, la Dra. Di Stasio recomienda que el paciente acuda a un médico especialista para la aplicación de este producto, puesto que dicho procedimiento “requiere de la utilización de sustancias debidamente certificadas y de un estudio minucioso de las necesidades de cada persona que sólo un médico experto puede realizar”.
 




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