Cosmético de la toxina botulínica tipo A presenta
un efecto que va más allá de la atenuación de las arrugas
En el estudio Implicaciones Sociales de las Líneas
Hiperdinámicas Faciales y los
Resultados de Satisfacción del Pacienterealizado por la compañía
Aesthetic Solutions participaron
152 personas, la mayoría mujeres, con una edad promedio de 46 años, y que
habían sido previamente tratadas con la toxina
botulínica tipo A para el tratamiento de las arrugas dinámicas.
Dichas líneas faciales,
también conocidas como líneas
hipercinéticas o del movimiento, pueden comunicar mensajes erróneos o
causar malentendidos. Es posible que las personas luzcan molestas, tristes o
malhumoradas, aunque sientan exactamente lo contrario, y la reacción de los
otros hacia estas expresiones puede repercutir negativamente en la autoestima. De
acuerdo con el estudio, una persona que mantiene el ceño fruncido
puede parecer enojada y despertar preguntas sobre su expresión de enfado,
cuando en realidad se encuentra en estado de reflexión, lo que podría generarle
incomodidad y ansiedad si le sucede continuamente.
Afortunadamente, el
tratamiento con toxina botulínica tipo A
permite atenuar la arruga temporalmente (durante 4 a 6 meses), disminuyendo
el problema de percepción generado por dichas líneas. Como resultado de esta
investigación, el paciente obtiene una imagen rejuvenecida y mejorada que es
apreciada tanto por ella como por quienes la rodean, lo que también tiene un
impacto positivo en la autoestima.
Sobre lo anterior, la Dra. Angela
Di Stasio, Cirujana Plástica de la Clínica Primavera ubicada en
Valencia, agrega: “Frecuentemente, tras la aplicación de toxina botulínica tipo A, se
nota una mejora en el estado de ánimo de los pacientes; muchos dicen sentirse
no sólo más jóvenes sino también relajados y su círculo social puede percibir
lo mismo. Esto se debe a que las personas responden de manera más positiva a un
rostro distendido que a uno fruncido, lo que a su vez demuestra la importancia
de las expresiones faciales para crear empatía con otros”.
En conclusión, el tratamiento
con toxina botulínica tipo A más que
un procedimiento estético puede considerarse como un medio para obtener una
calidad de vida superior, pues mediante el mejoramiento de la expresión facial
contribuye a recuperar confianza y seguridad y a optimizar las relaciones sociales
de quienes se someten al proceso.
Por último, la Dra. Di Stasio
recomienda que el paciente acuda a un médico especialista para la aplicación de
este producto, puesto que dicho procedimiento “requiere de la utilización de
sustancias debidamente certificadas y de un estudio minucioso de las
necesidades de cada persona que sólo un médico experto puede realizar”.
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