La Tumba
Están en conocimiento por las denuncias que se han hecho en los últimos
meses, de la existencia de una prisión del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (SEBIN) en el sótano 5, de su sede de la Plaza
Venezuela en Caracas y que ha sido "acondicionado" para recluir a
presos políticos, es decir, personas consideradas peligrosas para el gobierno
nacional. Es la cárcel conocida como "La Tumba".
Cuando hace unos años detuvieron a Julio Rivas y lo llevaron a la sede de
la Brigada de Acciones Especiales (BAE), grupo de ataque del CICPC ubicado en
Caracas, en un edificio sin terminar que se encuentra en San Agustín, recuerdo
que bajé a un segundo sótano, donde todo estaba recién
pintado de blanco, el piso era de cemento blanco, y las celdas eran mínimas. La
sensación de estar encerrada en ese sótano, rodeada de policías y comisarios
del BAE, armados hasta los dientes con sus imponentes uniformes en una sala
llena de cámaras, sabiendo que sólo uno de mis colegas tenía conocimiento de
que yo había ido a la boca del lobo a buscar al muchacho, fue terrible.
No puedo negar que sentí un vacío en el estómago. Debo decirles, que todo eso
se me pasó cuando Julio Rivas compensó con su sonrisa al verme, mi angustiante
sensación de vulnerabilidad.
Quiero estimados lectores, que por un momento se imaginen a "LA
TUMBA", con toda la historia que sobre torturas, tratos crueles, inhumanos
y degradantes tienen en su haber algunos funcionarios del SEBIN. Imaginen que
bajan 5 pisos por unas escaleras, rodeados de hombres de uniforme negro,
armados. ¿Ha estado usted en un sótano 5 de algún estacionamiento? ¿No ha
sentido una sensación de ahogo, de claustrofobia por estar demasiado por debajo
de la superficie? En La Tumba, 5 pisos por debajo de la
superficie, no hay sonidos, no hay ventanas, no hay luz ni aire natural.
Solo se escucha el paso del metro, encima de la cabeza. Al llegar al
lugar, se encuentra usted con siete celdas 2x3 que están ubicadas de
forma continua, una después de la otra, por lo que los detenidos no pueden
verse. Piso y paredes blancas, rejas grises, con una apertura por donde les
meten la comida. Cama de cemento blanco, mesa de cemento blanco. Los detenidos
pasan las 24 horas del día encerrados en ese 2x3, vigilados por cámaras y
micrófonos. Sólo estiran las piernas cuando tocan un timbre interno para ir al
baño, y hay veces en que no los sacan, por lo que tienen un pote previsto para
esa emergencia. No hay otro color. Sólo blanco y gris. No hay
sonido, sólo sus voces, no hay ni sol, ni luna, ni tiempo, porque no tienen
reloj, por lo que no tienen noción de la hora, y no se saben si realmente
es de día o es de noche.
Gerardo Carrero, Lorent Saleh y Gabriel Valles permanecen desde hace
cinco meses en La Tumba. Sus familias y abogados denunciaron en el primer
mes de reclusión que los jóvenes ni siquiera podían dormir porque la luz
blanca permanecía prendida las 24 horas del día, y el aire acondicionado estaba
a propósito prendido a muy baja temperatura, como la cava de un
frigorífico. Hoy, saben que es de noche cuando les apagan la luz,
pero el aire acondicionado funge como mecanismo de tortura, es decir, cuando
quieren castigarlos, se lo ponen bien frío. Comen en el piso, sentados en
el pequeño espacio que queda entre la cama y la reja. Visten uniforme
kaki, y sólo pueden usar su ropa en la hora de visita. Sólo tienen
permitido que los vean dos personas cuyos nombres ellos dieron cuando llegaron
allí. Al principio, no les permitieron la visita de los abogados por más de un
mes. Todos han estado enfermos. Diarreas, vómitos, fiebre alta, y
alucinaciones. Un médico del SEBIN les receta algún medicamento que ingieren
con temor.
El aislamiento de estos jóvenes, día por día mes por mes, termina siendo
desquiciante. Sólo los han sacado al sol tres veces en cinco
meses por una hora. Todos están muy pálidos, obviamente, además las
secuelas que deja la falta de vitamina D. Se les permiten libros, aprobados por
los custodios, pero no tienen acceso a prensa, ni a noticias de ningún
tipo. Fiscales del Ministerio Público, según denuncias hechas por
sus abogados, han visitado en horas nocturnas a Saleh, invitándolo a que
declare en contra de otros venezolanos y así otorgarle algún beneficio,
cosa a la que se ha negado rotundamente. El sonido de las botas militares de
los carceleros, el ruido ensordecedor de las rejas que se multiplica por mil en
un sótano 5, queda grabado en la memoria, y llega a ser tan agudo el
recuerdo, que en historias contadas por otros presos en situaciones parecidas,
han dicho que nunca se olvidan.
El aislamiento, el silencio, la falta de luz y aire natural, la pérdida
de la noción del tiempo, el frío, las enfermedades mal curadas que se
repiten, el amedrentamiento y la amenaza constante, las presiones descaradas e
injustas, la falta de información de lo que está pasando en el exterior, hacen
que "La Tumba" sea hoy la nueva Rotunda del siglo XXI. Este gobierno
se jacta de estar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y en el Consejo
de Seguridad, además de andar pregonando que es ejemplo de respeto de los
Derechos Humanos. El gobierno venezolano desconoce las reglas
mínimas internacionales sobre el tratamiento de los reclusos.
@Tamara_Suju
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