ECONOMIA
DE CALLE:
Por: Guillermo Amaro Chacón
¡Guarimbas, dialogo
Y su efecto económico!
Las famosas guarimbas, que se han presentado en
nuestro país, como una manifestación de descontento ante el modelo económico,
político y social que ha propuesto el Estado durante los últimos 15 años, han
dejado pérdidas superiores a los 10 mil
millones de dólares, según calculó
oficial.
“La "guarimba" es una estrategia insurreccional que
se aplicó en Caracas y en algunos focos del interior del país entre el 27 de febrero y 4 de marzo de 2004, y
cuya finalidad era la de atentar de manera violenta y sistemática contra la paz
y tranquilidad pública”.
La presidenta del Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ), Gladys
Gutiérrez, ha dicho que la protesta mediante guarimbas “es incompatible con la Constitución”. La magistrada ha dicho que
la Carta Magna sólo prevé las
protestas pacíficas. “También la Ley de Partidos Políticos,
Reuniones Públicas y Manifestaciones garantiza el derecho a la manifestación,
pero no de la forma como se ha producido”
Lo cierto es que las guarimbas, a pesar de ser un factor
político para la oposición (y muchos sostienen que para el gobierno también),
va en detrimento para la economía del país. Bloqueos de vías de comunicación,
incendios y daños a la propiedad privada, son consecuencias de las guarimbas. Ahora,
frente de este escenario, es imprescindible ver más allá de la cortina política,
y analizar cómo impacta este fenómeno en la economía venezolana.
Consecuencias de guarimbas:
Bloqueo
de vías de transporte: Las guarimbas han bloqueado el paso de vehículos
por autopistas, carreteras y calles comunes en ciertos sectores del país. Los
trabajadores no pueden llegar a sus trabajos a tiempo, lo cual provoca un
atraso en las operaciones productivas – privadas y públicas. De igual forma,
las guarimbas impiden la distribución rápida de los alimentos a los
supermercados y abastos de las zonas afectadas, lo que agudiza la escacez en
las zonas afectadas.
Daños
públicos: las guarimbas han causado
incendios y destrucción de edificios, de autobuses, del metro de Caracas, de plazas
públicas y de muchos otros. Existe una reinversión para la reparación de los
materiales afectados; recursos que se podrían utilizar para fomentar la
producción nacional, enfrentar la escasez y lidiar con la inflación que golpea
con fuerza al país.
Armamento: se invierte en bombas lacrimógenas, perdigones y
equipos de protección de manifestaciones para los grupos antimotines, y los
utilizan para intentar dispersar las guarimbas. Dado lo largo y sostenido en el
tiempo en que éstas se han desarrollado, la inversión en estos equipos es significativa;
ese dinero se pudo haber utilizado para fomentar el desarrollo económico del
país.
¿Qué
debemos hacer?
Gobierno: reprimir las manifestaciones y guarimbas no es la
solución correcta. Es positiva la reunión que se llevo a cabo en la noche del
10 de abril, y es imprescindible que se establezca un diálogo entre ambos
bandos; pero no sólo un diálogo, sino una negociación.
Ambas tendencias políticas
pujan por intereses distintos, pero se debe de encontrar puntos en común y
ceder en las discrepancias, para que se logre satisfacer las peticiones
esenciales de la oposición. Esto traería calma en la calle, las guarimbas se
reducirían, y los impactos económicos
negativos saciarían. Para logar eso la etapa del dialogo es primordial.
Oposición: las guarimbas son una etapa quemada: ya se mostró
el descontento en el país y la realidad es, que más allá del caos que crean, son una cortina de humo para tapar las
deficiencias económicas de los últimos meses.
La
crisis económica es consecuencia de un país dividido: de un sector público y
privado que no trabajan de una manera eficiente, de un pueblo dividido en dos
mitades por ideologías contrarias. La historia nos ha enseñado que países
divididos fracasan económicamente, y por esta razón urge el diálogo y
negociación entre ambas partes
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