miércoles, 18 de junio de 2014

ECONOMÍA: Inversores decidirán reperfilamiento de deuda venezolana

Los tenedores de bonos tienen la última palabra
Inversores decidirán 
reperfilamiento de deuda venezolana

A Venezuela le está llegando el agua al cuello. En cuatro años se vence la deuda en bonos que tiene el país con sus inversionistas calculada, por analistas, en aproximadamente 40 mil millones de dólares. Ante esta situación el vicepresidente del Área Económica y ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, anunció en Londres que Venezuela intenta extender el perfil de los vencimientos de los pagos de deuda venezolana.
Venezuela, que emite deuda internacional directamente o a través de la petrolera PDVSA, tiene un fuerte calendario de vencimientos, con un promedio de pagos cada año de 6.800 millones de dólares entre 2014 y 2016, más 15.000 millones de dólares que maduran en 2017, según cifras de Thomson Reuters. Sólo PDVSA tiene compromisos con inversionistas en el 2014, 2015, 2016 (que corresponden al Petrobono) y el Bono PDVSA 2017.
El economista y profesor de la Universidad Metropolitana, Luis Oliveros, explica que serán los tenedores de bonos quienes decidirán si efectivamente aceptarán reperfilar la deuda. “Esta decisión no depende del Gobierno y son los inversionistas quienes dirán si las nuevas condiciones de pago les interesa al punto para querer alargar el vencimiento de esta deuda”.
Para que esto ocurra, explica Oliveros, el Gobierno tendrá que aumentar los intereses que generan los bonos y ofrecer buenos porcentajes de rendimiento, “lo que quiere decir que esta medida a la larga nos saldrá más costosa. Lo que se hará es correr la arruga”.
Sin embargo, el economista califica esta acción como “sensata” porque se calcula que “en los próximos cuatro años el gobierno debe pagar 40 mil millones de dólares, lo que representa unos 10 mil millones por año”, según sus cálculos. Una cifra que queda diluida ante los 22 mil millones de dólares que tiene Venezuela en reservas internacionales, aunque el Gobierno suele buscar financiamiento en los mercados internacionales para cubrir sus compromisos, pero Ramírez en la visita a Londres dijo que esta vez Venezuela no tenía planeado emitir bonos denominados en dólares.
Hasta ahora las emisiones que ha lanzado el Gobierno son denominadas en dólares, pero pagaderas en bolívares, que luego son redireccionadas a los inversionistas extranjeros con un fuerte descuento.
En este sentido, Oliveros resalta que “el Gobierno estaría admitiendo que no posee una posición holgada a nivel financiero y que necesita aminorar sus pagos”. El analista recordó que la aplicación de la medida no es casual debido a la crisis cambiaria que enfrenta Venezuela, que ha reducido el flujo de divisas significativamente por la realización de “un conjunto de importaciones ficticias y otras innecesarias, además de no haber aumentado la producción petrolera”, ni privada.
Analistas afirman que si bien los inversores ven como una señal positiva los anuncios, estas medidas requieren también de confianza y de la aplicación de otras reformas de ajuste fiscal. Para los inversionistas es importante creer para acceder a un reperfilamiento.
Sin embargo, el economista explica que esta proposición de reperfilar la deuda no ha sido mal vista por el mercado internacional porque existe una diferencia entre una reestructuración y un reperfilamiento de la deuda. “Con una reestructuración el Gobierno estaría diciendo que ahorita no puede pagar y que hay que ver cómo se puede hacer para honrar ese compromiso, pero con un perfilamiento el gobierno solo está proponiendo cambiar el plazo para pagar la deuda”.
Con respecto a esto, Ramírez fue enfático: “no estamos hablando de reestructuración, lo que estamos haciendo es reperfilar nuestra deuda, para lo cual estamos conversando con muchas instituciones”. Oliveros aseguró que el presidente de Pdvsa en reuniones con inversionistas en la ciudad de Londres habría prometido que esta empresa estatal no va a emitir más deuda por lo que queda de año como condición para generar confianza en el mercado internacional, aunque el economista no lo ve viable.

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