¿La salida de Giordani?
TESTIMONIO Y RESPONSABILIDAD
ANTE
LA HISTORIA
El juicio que se está haciendo a través de los medios de
comunicación a lo expresado por Jorge
Giordani en su ya celebérrima carta al país, tiene visos de injusticia en
lo que se refiere a la responsabilidad atribuida al monje en el naufragio que
experimenta hoy Venezuela.
Es evidente que el hombre tiene pocos
dolientes al interior del PSUV y sus aliados que sean lo suficientemente
valientes para atreverse públicamente a defenderlo. El responsable del estado actual de
putrefacción del país en todos sus ámbitos no
es otro que el difunto teniente coronel y a lo sumo a Giordani solo se le puede atribuir
autoría ideológica por su innegable contribución a la ruina económica e
institucional de la nación.
Ha sido dicho
por otros opinadores y me sumo al
señalamiento: lo más reprochable de lo dicho por Giordani en su extensa misiva es la
escandalosa ausencia de autocrítica por su gestión macroeconómica, y la
cobardía de no haber denunciado todos esos pestilentes chanchullos políticos y
administrativos antes de ser despedido por Maduro.
Giordani no aporta ningún
testimonio ni asume responsabilidad alguna ante la historia por la catástrofe
económica, financiera e institucional que nos deja como herencia de su gestión. A él hay que atribuirle, por ejemplo,
que la deuda externa de Venezuela haya pasado de $39 mil millones en 1999 a $102.000 millones mientras fue
ministro de Planificación y Finanzas. Ese irresponsable endeudamiento externo
ocurrió a pesar que PDVSA se benefició
del mayor ingreso petrolero de su historia causado gracias un incremento
sostenido en el precio del barril que se situaba $11 al final de 1998 a $100 (o más) en los últimos 5 años.
Súmele a eso lo correspondiente a la deuda interna que a finales del 2013
alcanzaba a la inimaginable cifra de Bs. 216.000.000.000.000.
El férreo control de cambios que impuso
Giordani no impidió las constantes devaluaciones del bolívar, ni la fuga de
capitales que ha experimentado la república. Giordani, que aún reivindica
como un logro la pulverización de la autonomía del BCV, es responsable como nadie que la inflación haya pasado de 20% anual en 1999 a 70% proyectada para
2014. Él, junto a Merentes y Rafael Ramírez, tiene que dar cuenta al país
del gigantesco déficit fiscal que solo en 2012 llegó al 15% del PIB a
consecuencia del exhorbitante gasto público gestionado para garantizar la
elección del difunto presidente.
No hay que
olvidar tampoco que el monje fue responsable principal del injusto encarcelamiento
de los directivos de Econoinvest. En su rol de planificador, Giordani
fue el ideólogo de la estatización de la CANTV, la Electricidad de Caracas,
SIDOR, Cementos, Agroisleña, Banco Venezuela, y más de 73 empresas privadas que
antes de ser arrebatadas al sector privado producían ganancias al fisco, y que
desde entonces solo contribuyen al déficit financiero del Estado gracias al
saqueo por parte de sus gerentes y a la improductividad consecuencia del
abultamiento de sus nóminas con actvistas políticos sin preparación técnica ni
escrúpulos morales. Según lo reportan las cifras de exportaciones del BCV en el primer sexenio de Chávez,
83,4% de los ingresos en divisas obtenidos por exportaciones provenía de las
ventas de crudo y combustibles de Petróleos
de Venezuela. Esa cantidad se elevó a un promedio de 93,85% para el período
2007-2013.
Entre tanto, la
destrucción del sector privado que promovió Giordani a lo largo de estos
15 años ha inhabilitado a los productores nacionales de capacidad para abastecer
el mercado interno y los incrementos en el consumo han debido ser respondidos
con importaciones, siendo el estado el principal importador del país. Pero la
nefasta influencia de Giordani no se agota en los límites de la actividad
económica sino que se extiende también al área institucional. Giordani fue el
enterrador del proceso de descentralización económica, política y
administrativa que con tanto éxito se había iniciado a mediados de los años 90
en Venezuela. La sistemática subestimación del precio del petróleo en los
presupuestos nacionales fue un timo creado por este hombre para ahogar
financieramente de recursos a las regiones que elegían como gobernadores y
alcaldes a líderes de la oposición.
Es evidente que
en Venezuela no hay un “golpe lento” como
los creativos publicitarios del régimen han tratado de mercadear nacional e
internacionalmente. Tampoco hay ninguna
guerra económica. Lo que si hay es una implosión
lenta del poder y la salida de
Giordani es una estación importante en ese via crucis por la que recorre el gobierno de
Maduro. A Giordani no lo derrotó el
corrupto Ramírez, sino su ceguera
ideológica.
Irá a parar al basurero de la historia.
Juan Francisco Misle
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